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BIENESTAR, ACEPTACIÓN Y VERDAD

El bienestar ME DEVUELVE MI PODER. Me recuerda que lo que quiero está dentro de mí y que ya lo tengo AHORA.

 

 

 

A nuestra cultura no le conviene que nosotras estemos en contacto con estos tres conceptos, porque van en contra de lo que nos quieren vender. Para poder estar en constante estado de consumo, necesito no sentir bienestar, porque este me aleja de la necesidad de buscar.

El bienestar me ubica en el presente y me relaja, me quita las preocupaciones del futuro y por lo tanto la incertidumbre, me abre la ventana de la abundancia de lo que tengo en este preciso momento, y me desconecta del pasado y todo el lamento por lo que no hice o tuve. Sobre todo, el bienestar ME DEVUELVE MI PODER. Me recuerda que lo que quiero está dentro de mí, que no hay nada afuera que buscar, y sobre todo, que lo que necesito ya lo tengo AHORA. 

La sociedad está en búsqueda de un futuro mejor, y por lo tanto desprecia el hermoso, maravilloso, y único presente. Ese presente que se nos va constantemente de las manos para conveniencia de los que quieren que yo compre lo siguiente que tienen para venderme.

Imaginen este anuncio: USTED YA TIENE TODO LO QUE NECESITA, EL BIENESTAR LO TIENE AQUÍ Y AHORA. Eso sería el fin de esta locura de consumismo en la que nos encontramos. 

En cuanto a la aceptación, estamos en el mismo caso. La necesidad de cambio constante, tanto de mi apariencia, mi edad, pero también mi ropa, mi celular, mi coche, mis productos de belleza, requiere de sentirme en un estado de incomodidad. Afuera es donde está el juicio de lo que es aceptable. No mi percepción, no mis sensaciones, no mi propia verdad. LA DE OTROS. ¿Quiénes? Esa es una pregunta que yo hago constantemente en mi terapia y talleres, ¿quiénes te juzgan, te dicen que estás gorda, pobre, que eres insuficiente? Es una pregunta escurridiza, los otros pueden ser los padres, la pareja, los amigos, pero a veces simplemente no saben quiénes son esos. Y por esos de afuera, la vida se nos va en buscar la aceptación que nunca será suficiente, mientras no sea la voz interna la que nos habla.

¿Y la verdad? Lo mismo: la verdad se vende, se intercambia, se negocia. No viene de una indagación profunda que requiere de calma, silencio, la confrontación de lo que creo, lo que debería, con lo que ES. Lo único que hay es lo que ES, pero si yo acepto lo que ES, me detengo. Los demás y sus juicios, sus productos, sus exigencias, lo de afuera pierde fuerza y lo que importa es lo que ES y lo que yo SOY, en el momento presente.

 

Fecha de publicación: 01/12/2022

 

 

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